La Cuaresma comienza con el Miercoles de Ceniza que en el año 2024 es el 14 de febrero.
La Cuaresma es el tiempo litúrgico que precede a la celebración de la Pascua, en el que los cristianos nos preparamos para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. La palabra Cuaresma viene del latín quadragésima, que significa cuarenta, y hace referencia a los cuarenta días que duró el ayuno de Jesús en el desierto antes de iniciar su vida pública.
La Cuaresma
La Cuaresma tiene una doble finalidad: por un lado, es un tiempo de conversión, de arrepentimiento de los pecados y de reconciliación con Dios y con los hermanos; por otro lado, es un tiempo de renovación de la fe, de la esperanza y del amor, mediante la oración, el ayuno y la limosna. Estas tres prácticas son las que nos ayudan a vivir la Cuarema como un camino de seguimiento de Cristo y de preparación para la Pascua.
La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo, antes de la Misa de la Cena del Señor. Durante estos cuarenta días, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre el misterio de nuestra salvación y a renovar nuestro compromiso bautismal. La Cuaresma es también un tiempo favorable para acercarnos al sacramento de la confesión, para recibir el perdón de Dios y experimentar su misericordia.
La Cuaresma culmina con la Semana Santa, que es la semana más importante del año litúrgico, en la que celebramos los acontecimientos centrales de nuestra fe: la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos, la institución de la Eucaristía y del sacerdocio el Jueves Santo, la pasión y muerte de Jesús en la cruz el Viernes Santo, y su resurrección gloriosa el Domingo de Pascua
El color litúrgico durante la Cuaresma es el morado como símbolo de penitencia y preparación espiritual. Así, los altares, cruces e imagenes religiosas se cubren con velos de color morado.
Prácticas Cuaresmales
La Cuaresma es un tiempo de arrepentimiento y conversión que culmina en la gran celebración de la Pascua. Los cristianos nos preparamos a través de:
- Oración: Buscando un encuentro sincero con Dios.
- Mortificación de la carne: Renunciando a ciertas comodidades y placeres de la vida.
- Arrepentimiento de los pecados: Reflexionando sobre nuestras acciones y buscando la reconciliación con el prójimo.
- Limosna: Practicando la generosidad hacia los necesitados.
- Vida sencilla y abnegación: Simplificando nuestro modo de vida y siendo más humildes.
Muchos cristianos se comprometen a ayunar o renunciar a algo durante la Cuaresma, imitando el sacrificio de Jesucristo en el desierto. Cada persona define su propio «sacrificio de Cuaresma».
La Cuarema es, por tanto, un tiempo privilegiado para profundizar en nuestra relación con Dios y con los demás, para crecer en santidad y para prepararnos a celebrar con alegría la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. La Iglesia nos invita a aprovechar este tiempo para acercarnos más a Dios y a su Palabra, para practicar el ayuno, la oración y la limosna con generosidad y sinceridad, y para participar activamente en las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa.
